Después de la ardua labor, los tártaros acostumbran a tomarse un buen descanso, beber un delicioso té con leche, conversar a gusto, organizar grandes fiestas, como el famoso Saban Tui (juerga), cuando todo el «Avyl» (pueblo) se reúne. En este evento, los hombres se someten a varias pruebas para obtener el título del verdadero «Batyr» (héroe).

Los tártaros llaman «Yort» a sus casas. Un lugar donde con gran agrado reciben a sus huéspedes y nunca le dan la espalda a un viajero cansado. Las amas de casa tártaras cocinan mejor que los cocineros de los restaurantes, cada una tiene su propia receta especial del gran y fragante pastel de carne llamado «Belesh» y de los pequeños «Echpochmak», así como de los postres «Talkysh Kaleve» y «Chak-Chak». Los hombres tártaros no temen al trabajo manual, cortan leña fácilmente, encienden la hoguera, e incluso pueden construir su propia casa.

Los tártaros tienen hacia la familia de un trato muy especial y hasta reverente: no es sólo la unión matrimonial entre un hombre y una mujer, cada cónyuge es un apoyo fiable y una ayuda para el otro. Además de la tradicional ceremonia nupcial, los tártaros llevan a cabo el rito denominado «Nika» en la mezquita. El principal en la familia suele ser el hombre, de quien se espera mantener y proteger a su familia. De generación en generación se transmite el respeto por los mayores: los jóvenes siempre les ayudan en las tareas del hogar.